Sexto de la serie. Meredith Bessart sólo debía emparejar a dos personas más para que se rompiera la maldición que había caído sobre ella... Pero estaba demasiado distraída por su guapísimo jefe, Alexander Rochelle. Meredith sabía que no debía acercarse a aquel hombre porque estaba prometida con un príncipe de su país, pero su amabilidad, su sentido del humor y sus besos no la dejaban dormir por las noches... Para empeorar las cosas, el destino había querido que Alexander fuera la próxima persona a la que debía encontrarle pareja. Tenía que encontrar el verdadero amor de aquel hombre cuando lo que realmente deseaba era que la persona a la que él prometiera amar para siempre pudiera ser ella...