En un oscuro callejón de Estocolmo aparece muerto el cuerpo de Thomas Heber, un profesor universitario. Le asignan el caso a Leo Junker y a su antiguo rival, Gabriel Birck. Leo, que sigue sin atravesar uno de sus mejores momentos, acaba de volver a la unidad de homicidios tras una larga ausencia. Aún abusa de los fármacos para luchar contra sus viejos demonios del pasado, pero trata de aparentar total normalidad para acometer su trabajo.
Junker y Birck apenas tienen pistas para investigar, sólo unas notas misteriosas del difunto que indican que hay más personas en peligro, pero ¿quiénes? ¿Qué delicada información poseía Heber? Cuando sus investigaciones apuntan a grupos marginales de extrema violencia, súbitamente son apartados del caso para dárselo a otra unidad. Leo se da cuenta de que no están ni ante un delito común ni ante un crimen aislado.
Esta obra es una novela de amistades y traiciones, fidelidades y doble lealtades. El autor, uno de los más destacados escritores actuales de la novela negra escandinava, como ya hizo en El hombre invisible de Salem, a través de la atormentada vida de Leo Junker nos introduce en una Suecia alejada de la imagen acuñada de estado de bienestar que todos tenemos. Nos sumerge en los fríos y sombríos bajos fondos de Estocolmo, esos de los que nunca se habla, un sórdido ambiente en el que prima la violencia y la obediencia ciega es la ley.