El autor ha reunido los testimonios, no sólo literarios, sino también históricos, de grandes procesos que marcaron sus respectivas épocas de una manera profunda y visible. Ello da una visión muy significativa de la conexión entre las aportaciones de los abogados y la evolución y el proceso civilizador, resaltando su decisivo papel en la implantación del Estado de Derecho como concepto cultural de la teoría y el debate político.
El texto nos sitúa ante una sugerente panorámica para contemplar la larga e inacabada carrera de la humanidad hacia el imperio de la Ley y el Derecho.
Prólogo. I. Preliminar. II. Algo de la antigüedad. III. El abogado medieval: el difícil desenvolvimiento de una profesión pública. IV. El abogado moderno: a favor de la conciencia y de la justicia. V. El abogado, protagonista esencial en la implantación de un Estado de Derecho. VI. El abogado ante los procesos revolucionarios y la creación de un Estado constitucional. VII. El abogado de la era burguesa, defensor de derechos y libertades. VIII. El nuevo horizonte de la abogacía. IX. A modo de conclusión. X. Bibliografía.