perpetrado, del frío, de los campos,
como el mar es contiguo de su fondo, como la tierra de sus yacimientos.
Uno aprehende de su entorno
sueños, advenimientos, griteríos, la ceniza que dejan los otoños,
la queja de las piedras sepultadas.
Uno es su su y su alrededor,
y cuanto entorno se transmuta, muta,
en una sucesión de sus variantes,
el accidente, la apariencia,
la raíz, su talante,
la carne que se agerra a su momento, la memoria.(.)