No es este un libro en el que se narra la consabida lucha entre buenos y malos. Ambas facciones buscarán el bien de la Iglesia, ambas se mantendrán en la ortodoxia, pero ambas visiones acerca del futuro de esta institución eclesial medirán sus fuerzas tras la muerte de un Papa.
Es una novela muy técnica, repleta de detalles eclesiales y canónicos. Una novela que parece escrita para obispos y cardenales. Como si el público natural de estas páginas tuviera que ser precisamente los teólogos, los obispos y cardenales que desfilan por sus líneas.