La enorme dimensión histórica y literaria de ambos no acaba de corresponderse con la relevancia de los tratamientos dramáticos auriseculares, pero sin duda merece la pena preguntarse por esta circunstancia y revisar en qué medida y con qué características acoge el teatro del Siglo de Oro a estos dos personajes, protagonistas de las obras maestras de la literatura española de todos los tiempos.
Las dos aproximaciones que presento constituyen una especie de repertorios que puedan servir de punto de partida para análisis más demorados. Son, pues, revisiones generales del tema a través de la comedia nueva, que sin duda podrán aumentarse en más meticulosas indagaciones».
Por otro lado, el libro se completa, a modo de apéndice, con los textos de tres piezas curiosas que tratan del Cid y la Celestina desde distinta perspectiva: el Auto sacramental y la Mojiganga del Cid, y el entremés quevediano de La vieja Muñatones, avatar de una Celestina más grotesca y menos trágica que la original.