Un niño y su abuelo pasan la tarde juntos. El nieto quiere subir al árbol y piensa que no será capaz, pero pronto descubre que no hay que ser especialmente fuerte o grande para subir hasta la copa de un árbol: las hormigas suben, las lagartijas suben... cada árbol tiene su camino y a veces sólo es necesario saber mirar y esperar con paciencia a que nos sea desvelado.