La publicación de Don Quijote en 1605 tuvo un éxito tan inmediato que a los tres meses se hizo una segunda edición y se tradujo enseguida a varias lenguas. Cada época a leído Don Quijote de forma distinta: en su tiempo fue un libro esencialmente cómico, pero el Romanticismo lo convirtió en la noveala por excelencia, que plantea el enfrentamiento entre lo ideal y lo real: la libertad del ser humano frente a las trabas sociales, el mundo del espíritu frente a la materia, la utopía frente al orden establecido. Sea cual sea su lectura es por su armonia y por la belleza de estilo, por las descripciones y la acertada pintura de caracteres por la amenidad y su juego narrativo, una obra maestra de la literatura universal.