Don Pizca de Nada es un acento muy presumido, vive sobre la palabra súbditos, pero le parece tan vulgar que decide emigrar a la Corte para ser acento de rey. Por el camino, de unas páginas a otras, encuentra palabras que le prestan un espacio, pero es tan soberbio que sólo desea la riqueza y el dinero. Aunque ya se sabe: la avaricia rompe el saco.
Una magnifica historia en dos versiones: prosa y verso.