En esta obra José Zorrilla recogió toda la tradición aderezándola con elementos religiosos y románticos. Consigue hacer de su personaje un arquetipo humano cuyas características difícilmente pueden ser imitables sin caer en la versión o el plagio. Don Juan Tenorio se convierte en referencia de un modelo de hombre enfrentado a la muerte y al amor, a la castidad y a la pasión. La popularidad de su obra hizo ingresar a José Zorrilla en La real academia de la lengua española en 1882.