El autor escribe a diario. Publicó el año pasado su primera obra, Faltan moscas para tanta mierda (Espuela de Plata, 2014), y tras la tensa espera le fue correspondido, por su evidente esfuerzo, con el lanzamiento a la vez de este libro que tiene en sus manos y su primer poemario, Cartas a Thompson (Island), ambos publicados de nuevo por la misma editorial. Como comentó a medios especializados, «ser fiel a mi editorial me genera menos disturbios que hacerlo a una señora». Promete seguir publicando por el mero hecho de que no cesa en su producción literaria. Últimas esperanzas parece ser lo más cercano a ver la luz. Sus primeros diarios también comienzan a crecer así como un proyecto basado en historias surrealistas. Y sigue escribiendo poemas extraños, que debería ser la clave, justamente por su extrañeza, para que su verso siempre sea tenido en cuenta.