Al igual que en El examen, se impone en Divertimento la presencia de un grupo de amigos y el paisaje ineludible de Buenos Aires. El taller de Renato Lozano, pintor de impronta surrealista, es el punto de reunión del Vive como Puedas, una suerte de cenáculo delirante que preanuncia el célebre Club de la Serpiente de Rayuela. Allí surgirá, entre las polémicas sobre poesía, artes plásticas, música, política, sociedad, un misterio de connotaciones esotéricas que incluye a un mentalista, el fantasma de la mujer de Facundo Quiroga, una pesadilla y una pintura inexplicable.
Jugada en paso de comedia, de pieza musical ligera, Divertimento insinúa exquisitamente el arte inigualable del Cortázar maduro.