De los emocionados llamamientos de Garibaldi a sus soldados "¡A las armas, pues, vosotros todos!" o del presidente estadounidense Ronald Reagan "Señor Gorbachov, ¡Derribe este muro!" al afligido llamamiento de Pericles al entonar su oración fúnebre, esta obra pone de manifiesto cómo, en tiempos de incertidumbre para los pueblos, las simples palabras pueden transformarse en instrumentos de guerra o de paz, y atesoran el potencial de modificar el curso de la evolución de la humanidad.