Probablemente, de haberse casado con una de las hermanas Beadnell como sus amigos Kolle y Lloyd, su vida hubiera transcurrido por otros derroteros que nunca hubieran proporcionado el material necesario para crear personajes y obras inmortales como Dora Spenlow o David Copperfield, privándonos así de un genio indiscutible de la literatura de todos los tiempos.