[...] Cuando Fernando Pessoa escribió: ?moverse es vivir, decirse es sobrevivir?, no podía imaginar que, un día, Hélène Laurent escribiría Diario poético de una cautiva, un poemario que ilustra a la perfección sus palabras. En este libro, la autora ?dice? la experiencia de un sujeto poético confinado física y psicológicamente; una mujer que sufre una condena (?¡siete años!?) de la que dan cuenta las palabras, las imágenes y unos márgenes-barrote a modo de calendario de un preso que cuenta los días para la libertad: Un muro que dilata, más aún, la distancia, física y mental, entre el exterior y el interior. ?Una cortina de metal, con las grietas suficientes para que el polvo filtre la luz?, es el único contacto con el mundo; la única puerta de acceso a una misma cuando ?los pensamientos vienen martilleados por el reloj de pared que clava cualquier sueño a tierra.? [...] Ángela Serna