Cuando Carlos sale del armario, la vida de su primo y mejor amigo Juan da un vuelco. Porque, además, Carlos no se conforma con que le entiendan o apoyen. Con su capacidad para manipular a su primo, le obliga a enfrentarse a todo lo que más puede chocar a un veinteañero heterosexual que viene de un pueblo a Madrid y se enfrenta por primera vez a un gay: la pluma, el ambiente, el sida, las lesbianas, las relaciones más o menos ocultas.
En los tres meses que recoge el relato, el protagonista guapo, deportista y con novia se sumerge en una vida de la que no tenía ni idea, y sus andanzas son la excusa para repasar el estado de la gayedad en los jóvenes de estos años, sin rehuir el sexo bastante explícito o las drogas.
A base de amor y paciencia, Juan va superando el choque que para él es la vida de su primo y, como nos ha pasado a muchos de los que hemos sido gais adolescentes al salir del armario con amigos y familiares heterosexuales, se convierte en su cómplice y se involucra en su vida tanto que acaba sufriendo, también él, la homofobia.