No era tan inmune a sus encantos masculinos como fingía ser Toni George necesitaba un trabajo para pagar las deudas de juego que su difunto marido había acumulado en secreto. Con dos gemelas pequeñas que alimentar, no tuvo más remedio que aceptar un trabajo con Steel Landry, un famoso rompecorazones. Steel se sintió intrigado y algo más que atraído por la bella Toni, aunque sabía que estaba fuera de su alcance...