Para Elena solo hay una respuesta: no, gracias. A sus treinta años, tiene todo lo que quiere en la mejor de las ciudades, Dublín. Ahí están su familia, sus amigas y su novio Paul, aunque últimamente la relación con él esté en punto muerto. Ahí también ha conseguido hacerse un nombre como abogada en uno de los bufetes más importantes. Pronto, espera, le propondrán ser socia.
Lo que no imaginaba es que la oferta llegaría con una condición: antes tendrá que montar una sucursal de la firma en un pintoresco pueblo de la campiña irlandesa. Elena no lo sabe, pero su vida va a dar un delicioso vuelco.
Una novela simpática, cálida, romántica y
divertida para aprender a despertar a
nuevas sensaciones.