Argumento de Desmitificación de Dogmas y Devociones Católicos en Cien Años de Soledad
Se podría pensar que vincular la obra maestra Cien años de soledad de Gabriel García Márquez con cuestiones teológicas sería una locura. Sin embargo, en la novela del colombiano -como lo señalara Joaquín Marco en su Estudio introductorio a Cien años de soledad- "Aparecen abundantes elementos religiosos propios de la liturgia católica" que sugieren que no se trata de una simple casualidad; al contrario, todo parece que dichas referencias se dan con toda intención.
En el presente trabajo, Ernesto García Uranga toma su lupa y emprende una búsqueda de las referencias a dogmas y devociones católicos presentes en Cien años de soledad. Usando como aval a la Teología histórica para justificar sus argumentos, el investigador se da a la tarea de demostrar que el novelista sudamericano desmitifica, de una manera deliberada, por medio de la parodia, ciertos dogmas y devociones impuestos a los creyentes católicos por el Magisterio de la Iglesia.
En este ensayo de ninguna manera se sugiere que dichos dogmas y devociones deben ser eliminados de la cultura religiosa católica; en su lugar, García Uranga deja en claro que, según lo entiende, la verdadera finalidad de la desmitificación que lleva a cabo Gabriel García Márquez en Cien años de soledad es la de conferir a los mencionados dogmas y devociones una interpretación más humana y menos divina a la luz de la justicia social, pues en su forma actual carecen de verdadero significado para el piadoso católico, y, lo que es aún más grave, no encuentran apoyo en las Sagradas Escrituras.
"Se requiere", dice el autor de este estudio -citando al decano de la Teología moral católica, profesor Bernard Häring- "de un luto por parte de la Iglesia, de la cabeza y sus miembros, por tantas doctrinas falsas que son constantemente reafirmadas". De lo contrario, si el Vaticano continúa haciendo gala de su terquedad, anteponiendo el Derecho canónico a los Evangelios para la conducción de la Iglesia, se expone a que muchos católicos simplemente le den la espalda.
De ahí que sea imprescindible, remata el estudioso, que la Iglesia entienda, como lo puntualiza Leonardo Boff, que "el espíritu de la modernidad no se orienta por la autoridad, sino por la participación". En estos momentos de cambio las ovejas rehúsan permanecer quietas en su redil, ya no se les puede obligar a que crean ciegamente. De ahí que se da por sentado que "Los seres humanos libres" -como indica Mary E. Hines- "tienen el derecho a razones claras por las cuales se les exige creer".0