Juan Galindo es un tipo normal y corriente. Incluso parece un ser humano. Su gran aspiración es llegar a trabajar, algún día, en el ayuntamiento de Memo, su pueblo. Para ello, dedica muchas horas a preparar unas complicadas oposiciones que le permitirán disfrutar de un empleo para toda la vida.
Cuando llega al ayuntamiento se da cuenta de que nada funciona como él había pensado. Jamás había sospechado la cantidad de situaciones curiosas, incluso barbaridades, que podían vivirse en una administración pública. Algunas se producían por desconocimiento, otras por desidia, unas cuantas por rencillas entre funcionarios y, las más, por la manifiesta incompetencia de algunos políticos.
Un día, la aparente calma en la que está sumido el tedioso trabajo de Juan Galindo se ve truncada por una llamada inesperada desde la alcaldía. Él había sido el elegido para llevar a cabo una misión especial de la que dependería el futuro de su pueblo. Ya nada volvería a ser como antes.
Galindo nos relata en primera persona todas sus vivencias, algunas de ellas increíbles, absurdas y delirantes. De forma desenfadada, divertida, irónica, pero rigurosa, nos explica muchos de esos secretos de la administración que nunca entendimos y que nadie nos pudo contar por miedo a un fulminante expediente disciplinario.
Lo más importante es que, además, hemos de ser conscientes de que Memo no solo es el pueblo de Juan Galindo, sino que también es el pueblo de cada uno de nosotros.