Hay veces en que hasta las chicas más tímidas dejan salir sus instintos más básicos. Después de escapar de un terrible matrimonio, la organizadora de fiestas Naomi Delacroix no estaba dispuesta a dejarse engañar por ningún otro hombre. Ni siquiera por el guapísimo millonario Royce Powell, que la había contratado para que le organizara una fiesta sorpresa a su madre. Royce decía que llevaba enamorado de ella desde que, seis meses antes, Naomi había organizado una fiesta para un amigo suyo. Pero, si eso era cierto, ¿por qué estaba aceptando solicitudes de mujeres que querían convertirse en su esposa? A pesar de todo, Naomi se sentía tentada a entregar una de dichas solicitudes.