En España no está consolidado el cuarto pilar del Estado de Bienestar. En los últimos años, a partir de la aprobación de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, responsables políticos de uno y otro signo han querido presentar esta ley como el cuarto pilar, lo que supone un reduccionismo, porque esta norma es una parte -todo lo importante que se quiera- de los servicios sociales, pero no es el todo de los servicios sociales.
Los autores de este libro promovido por el CERMI ponen de relieve cuál es la situación que estamos viviendo en materia de servicios sociales, haciendo hincapié en las personas con discapacidad desde la perspectiva que marca la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Su análisis aporta datos que comparan nuestra situación con la de los demás miembros de la Unión Europea y proporciona instrumentos prácticos para la acción política y la reivindicación.
Entre estos, cabe destacar el apartado dedicado a la herramienta que facilita la valoración de los servicios sociales desde los elementos que los autores consideran que deben conformar un sistema de servicios sociales universal y garantista.
La obra se cierra con una propuesta de texto normativo modelo para una Ley de Servicios Sociales que denominan de Cuarta Generación. En sí la propuesta supone no poco arrojo por su parte al avanzar este modelo, acorde, como no podía ser de otra forma, con las tesis que defienden en capítulos anteriores.
En la medida en que se avanzan propuestas, esta publicación resulta optimista porque refleja un sentir de los autores, que yo interpreto en el sentido de que las cosas pueden cambiar, que la realidad puede y debe mejorarse y éste es un reto que señala a los poderes públicos pero también a las organizaciones del sector, no sólo de la discapacidad, sino del ámbito de lo social en general.