Argumento de Depósito Ilegal
Linazasoro es un consumado maestro en el arte de decir las cosas más trágicas con humor. Tal vez la calificación que más se le ajuste sea la de humorista radical, tanto en lo formal como en el contenido de sus prosas, que exploran, siempre con audacia, los más diversos géneros y registros. En efecto, el lector de estas prosas (diálogos teatrales, narraciones ultracortas casi aforísticas y cuentos de extensión convencional) oscilará entre la sonrisa y la risa franca o, incluso, la carcajada. Ingresará así, sin apenas darse cuenta, en un universo trágico y cotidiano en el que hechos y personajes se ven envueltos en una atmósfera de perplejidad. Y es que, en el mundo de Linazasoro, nada es lo que parece. O al menos nada es sólo lo que parece.1