La célebre artista caligráfica Denise Lach nos muestra la fascinante transformación de temas fotográficos de la naturaleza en imágenes escritas. La naturaleza es una extraordinaria e inagotable fuente de inspiración, que nos invita a contemplarla con detenimiento para adiestrar nuestra mirada y profundizar en nuestra capacidad de observación. En el proceso creativo de la escritura, al igual que en la contemplación de la naturaleza, se conjugan la experiencia meditativa y la sensorial.
Más que la legibilidad de lo escrito, a la autora lo que le importa es la libre conversión creativa de los motivos en una letra y escritura propias. La letra manuscrita nos ofrece un acceso absolutamente personal a las texturas escritas y a sus múltiples posibilidades creativas. Aparte de ganas y entusiamo, no son necesarios conocimientos previos especiales para poder experimentar con distintos instrumentos y jugar con la escritura.