Delfines y tiburones cuenta el juego de alianzas, lealtades y traiciones para hacerse con el poder en el partido socialista, para sacarlo de su enorme crisis o para hundirlo definitivamente.
El PSOE, el partido más antiguo de España y el que más años ha ocupado La Moncloa, se encuentra en una encrucijada que pone en cuestión su propia existencia. Ha sufrido una fuerte sangría electoral que no logró cortar la sucesión de Alfredo Pérez Rubalcaba tras la marcha de José Luis Rodríguez Zapatero. En medio de la grave crisis interna y de la aparición de los nuevos partidos, que amenazan con romper la tradicional hegemonía que han mantenido PP y PSOE, los socialistas se debaten entre distintas figuras emergentes para recomponer el partido.En este proceso se ha puesto de manifiesto una y otra vez la decisiva aportación de la federación andaluza, que ha condicionado las decisiones del partido en esta última etapa. Desde ahí ha emergido el potente liderazgo de Susana Díaz, la cual, pese a las presiones de la flor y nata del mundo empresarial y político, no quiso optar a dirigir el PSOE para centrarse en la Presidencia de Andalucía. La renuncia de Díaz facilitó que otro joven delfín, Pedro Sánchez, se convirtiera en Secretario General, aunque su mandato está permanentemente condicionado por el referente de la presidenta andaluza, a la que muchos siguen viendo como la tabla de salvación que necesita el partido para recuperar su ascendente político y llegar de nuevo al poder.