Costas de arenillas rojas, de orillas blandas; que aceptan el oleaje de tu noble mirada. Islas de palmeras rojas, de hojas amarillas; que observan la marea de tu pechuga soñada. Gaviotas de grises colores, de picos carcomidos; que devoran el cultivo de algas que hemos pretendido. Rocas de cóncavos crustáceos, de almas dormidas; que se olvidan de todo lo que hemos vivido.