Argumento de De Hombre Luminoso a Hombre Invisible
Podríamos definir rápidamente esta novela como una mezcla de la España más negra, arcaica y beata, «de cerrado y sacristía», que tan bien refleja Lorca en "La casa de Bernarda Alba", por citar el ejemplo más notable; y, por otro lado, de todo el imaginario colectivo relativo al éxodo rural y a las penurias que sufrieron los inmigrantes del sur en las ciudades del norte.
Una novela interesante, dura, descarnada, en la que el autor expone la soledad, el desasosiego, la vulnerabilidad e incapacidad de comunicación del individuo, sin tapujos ni medias tintas, con un estilo intimista con el que el autor nos abre su corazón en un intento de cicatrizar viejas heridas y de legarnos un rosario de palabras nunca enunciadas en vida.
Mención aparte se merecen los diálogos, a los que el autor dedica varios capítulos mezclando jergas y coloquialismos y dando rienda suelta a la crítica más ácida y a la sorna más aguda. Remata la obra un alegato en primera persona en el que el hijo cierra por fin la vieja herida sincerándose y vomitando todo lo que debió decir a su padre en vida.1