Esta obra presenta el relato que va del libro del Génesis al segundo libro de los Reyes como una unidad literaria (llamada Eneateuco) en la que se narra la visión que tenía su autor de la historia del pueblo hebreo y de su sentido (sobre todo su sentido) para los deportados a Babilonia. Aunque la postura de Amador Ángel García Santos sobre la unidad literaria del Eneateuco no es ninguna novedad, sí es cierto que no es una tesis frecuentemente sostenida, por lo que él argumenta detenidamente su fundamentación, pasando posteriormente a analizar la estructura y el contenido de la obra. A pesar de que una obra exegética no tiene que tratar problemas que le son ajenos, el autor concede bastante importancia a la cuestión de la historicidad de todo lo que se dice a lo largo del Eneateuco, consciente de que estos aspectos son con frecuencia los que más suelen interesar a los lectores.