El incremento exponencial de descubrimientos realizados por la arqueología bíblica ha arrojado poderosos rayos de luz sobre los personajes y los pueblos de la Antigüedad, y la mayoría de los debates públicos suscitados por esos hallazgos se han centrado en si la historia narrada por la Biblia es o no verdadera. Sin embargo, en última instancia, hay dos cuestiones de mayor alcance e importancia: ¿Cómo fue evolucionando, paso a paso, la Biblia hasta adquirir su forma definitiva a lo largo de un proceso de compilación que duró siglos?, y ¿qué nos dice la historia sobre las tradiciones que hemos heredado y que siguen marcando con su impronta nuestro recuerdo?
Los autores de esta obra, Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman ?destacados arqueólogos que han contribuido considerablemente a divulgar y comprender los asombrosos hallazgos de su profesión?se centran en los dos primeros grandes reyes bíblicos utilizándolos como una lente a través de la cual podemos observar la evolución de todo el periodo histórico del Antiguo Testamento. Los capítulos y versículos de la Biblia dedicados a David y su hijo fueron escritos en distintas fases a lo largo de varios siglos por autores que vivieron en circunstancias muy distintas. En la actualidad, gracias a la combinación del análisis textual y la arqueología, sabemos mucho acerca de qué partes del texto sagrado dedicadas a David y su hijo fueron escritas en una época determinada y por qué aquellas sociedades concretas pudieron haber desarrollado la leyenda en el sentido en que lo hicieron.
En definitiva, David y Salomón muestra cómo las historias construidas en torno a dos hombres reflejan las raíces mismas de la tradición occidental y explica en gran medida el formato de la Biblia tal como la conocemos hoy.