El hombre del oeste se ha convertido en nuestros días en un pistolero molecular minimalista.Aparecido por primera vez en el ya lejano 1983, como los grandes héroes, ha sufrido varias muertes y resurrecciones. Desde el underground de Makoki y El Víbora, pasando por el diario El País, hasta su presente hogar en 20 minutos, lleva casi dos décadas ofreciéndonos su humor filosófico y diminutivo.