Nada hay tan maravilloso como el verano de nuestros dieciséis años. Incluso para un adolescente con cierta minusvalía psíquica, incapaz de articular palabra ante la chica más bonita de la urbanización, con la que sabe, en lo más íntimo, que no tiene ninguna posibilidad. Nada hay, ni habrá, tan maravilloso como ese momento en la vida, a pesar de la violencia de un padre maltratador, e incluso de la conmoción de un crimen truculento que se cierne de pronto sobre los días de sol y piscina. Porque es precisamente en esos pequeños tintes sórdidos donde se impregna con más fuerza la huella de las cosas que nunca se olvidan. Narrada con una delicadeza única, que consigue abrirse paso entre la miseria, la codicia y otras bajezas, "Cursum Perficio" no es sino esa gran historia de amor que, una vez tras otra, se ha contado, pero que aun así nos sigue estremeciendo por su sencillez y su verdad. Aunque cambie el entorno, la época, los personajes, y hasta el marco de fondo, se trata de la misma, y mágica, historia de siempre.