La cultura del cuidado basada en la obligación, el sacrificio, la disponibilidad constante de las mujeres en las familias ha entrado en una crisis irreversible. Esta crisis, que tiene muchas caras, atañe a las modalidades de provisión de los cuidados, pero también a los ámbitos, sujetos, prácticas y cualidades a ellas asociadas. En este contexto cabe preguntar: ¿cómo se están transformando nuestros sentidos del \"buen cuidado\" en la medida en que éstos son transferidos y organizados de otros modos y bajo otras racionalidades y sentimentalidades? Vivimos un momento de indeterminación y tránsito entre el familismo, el (neo)servilismo, el asistencialismo y la profesionalización precarizada. Este estudio propone una indagación sobre estos lugares sociales del cuidado y la atención partiendo de las experiencias situadas de mujeres inmigrantes implicadas en esta actividad en la provincia de Barcelona, ya sea de forma particular, en servicios domiciliarios o en modalidades híbridas institucionalmente mediadas. Para comprender la organización social de los cuidados en transición es preciso analizar las culturas del cuidado en sus interacciones y contradicciones el amor y el trabajo, lo profano y lo profesional, lo doméstico y lo extradoméstico, lo propio y lo ajeno, así como los estratos sociales sobre los que se apoyan y contribuyen a reproducir estratos de género, clase, etnicidad y extranjería, y las orientaciones políticas conciliación, igualdad, dependencia en regímenes mixtos que hoy están modulando esta crisis. Todo ello está conformando nuevas concepciones de la ciudadanía, atravesadas, como siempre ha sido el caso, por las formas en las que organizamos, asignamos y valoramos el cuidado de las personas.