Cultura: Espectro que va desde un conjunto de signos de identidad a recursos para atraer inversiones, generar empleos y dinamizar el turismo. Desarrollo cultural: No solo multiplicación de museos, festivales e industrias comunicacionales, sino también la ampliación de consumos inteligentes y el acceso a tecnologías innovadoras. ¿Pueden alcanzarse los propósitos de las políticas culturales tras las crisis económicas que recortan fondos públicos, provocan despidos de personal y reducen el poder adquisitivo de la mayoría? Los jóvenes están respondiendo al repliegue de los mercados de trabajo y las oportunidades de acceso inventando nuevos modos de agruparse y comunicarse en red. Hacen arte, libros y música, difunden y descargan contenidos musicales, más allá de lo que permiten quienes los venden y compran. Muchos de ellos no parecen encuadrarse en la calificación de apáticos, pasivos o simples indignados. La etnografía recogida aquí sobre estas escenas tampoco autoriza la idealización de la economía creativa, como si la cultura estuviera abierta a todos los que quieren participar en ella. Esta investigación de campo hecha en México, que coincide parcialmente con otras efectuadas en Barcelona, Londres y Madrid, discute si estos jóvenes innovadores son mejor designados como trendsetters, techsetters, ?prosunidores? o emprendedores culturales. Sus modos novedosos de desplazarse del consumo del acceso, de la realización de carreras a proyectos inestables, ¿generan cambios en la creatividad de unos pocos o en la sociabilidad general? Sus motivaciones utópicas ¿no encubren la precariedad del autoempleo? ¿A qué sociedad llevan estos modos de combinar el capitalismo conectivo y la incertidumbre?