Ésta es la causa de que no quisieran exhibir cuanto en la Sociedad se hacía. Facilidades para el trabajo, trato cordial con los directores de los seminarios y con quienes colaboraron en ellos fueron siempre notas propias de la Sociedad. Por ello, la Casa de las Siete Chimeneas, sede de los seminarios y lugar donde se daban las conferencias, era vista por todos como hogar propio. Allí se reunían y cambiaban impresiones los asistentes a los seminarios en un ambiente que les resultaba familiar, cordial y amistoso, inolvidable para quienes tuvimos la fortuna de vivirlo.
Bajar cubierta para prensa