Argumento de Cuidadores de Mundos
Josetxo Mayor sube a diario al monte Ulía, sobre San Sebastián, a limpiar senderos. Javier Etxepare ha reconstruido doscientas fuentes. Xabier Cabezón conoce el valle de Leitzarán palmo a palmo. Son personas que han escogido un pedazo del mundo y dedican sus esfuerzos, su tiempo y su dinero a cuidarlo. Otros como ellos reparan los destrozos que hieren sus pequeños territorios, se afanan en mimarlos para que los visitantes los puedan disfrutar. En los veinticinco capítulos del libro, Ander Izagirre da cuenta de estos personajes que madrugan, salen a los caminos con una azada, una hoz, un cuaderno o el equipo de buceo. Custodian paisajes secretos en Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y Navarra. Guardan unos saberes que no pueden caer en el olvido. Con sus pequeños gestos, sostienen el mundo.1