Las Antillas, gracias a las aportaciones de las decenas de pueblos que pasaron por ellas, es una de las zonas del mundo que poseen un caudal mucho más preciado que el oro tan perseguido por conquistadores, colonizadores y piratas: el de la riqueza de sus innumerables mitos y leyendas. En definitiva, el caudal de esa mezcla de realidad y ficción que hacen al Nuevo Mundo hijo y fruto de lo real y de lo maravilloso.