En un admirable esfuerzo por adaptar al lenguaje moderno la prosa ruda y vitalista de los antiguos textos germánicos, Jennie Hall plasmó una amena y maravillosa versión de las historias de Harald Harfager (Harald I de Noruega), último rey vikingo, la de Eric el Rojo, fundador de Groenlandia, y la de Leif Eriksson, descubridor de América mucho antes de la llegada de Colón. En su libro Antiguas literaturas germánicas, J. L. Borges nos habla de este fenómeno literario, único en la historia de la literatura medieval islandesa. En una época imbuida de fantasía y oscuros simbolismos, esta literatura ofreció una prosa insólitamente realista, límpida y objetiva, precedente según Borges de la de Flaubert, que como francés normando era de origen escandinavo.
El presente libro es una excelente introducción a esa literatura y una divertida inmersión en el mágico mundo de los vitalistas vikingos.