La pobre gente siempre expuesta a elegir entre lo malo y lo peor, y su libertad para equivocarse. Cinco historias elegidas por la simpatía que el autor siente hacia cierto tipo de pobre gente que no es toda la pobre gente, sino la suya en particular, la que le cae bien, la que sabe perder sin darse mucha importancia, como algo natural, la que nada envidia y carece de vanidad. Una pobre gente que no abunda tanto como pueda parecer. Una pobre gente con todo el dolor de la expresión, y que se merece un juez parcial, o tal vez justo.