Jan Neruda nació en Praga en el seno de una familia modesta, y su infancia transcurrió en el pintoresco barrio de Malá Strana, donde su padre tenía una expendeduría de tabaco. Falto de recursos económicos, Neruda no pudo completar sus estudios universitarios (de filosofía y de derecho); durante un tiempo trabajó para la administración, hasta que ingresó en la redacción de Obrazy Zivota, y pudo vivir del periodismo. Algunos desengaños amorosos y una larga enfermedad hicieron que tanto sus versos como su prosa se resintieran de cierto pesimismo que puede llegar al cinismo provocador, mal acogido por la intelligentsia patriótica. Paralelamente, Neruda se esforzó por combatir las modas literarias en un intento por hallar una visión más amplia y tolerante de la sociedad. En su obra literaria cabe destacar sus seis recopilaciones de versos y, como prosista, las antologías Arabesky (1864), Prazské obrázky (1872) y en particular los Cuentos de Malá Strana (1878), en los que Neruda presenta a una serie de personajes de la vieja Praga con un estilo que va del humor amable a la ironía más acerba. Un retrato épico del famoso y encantador barrio praguense que se convierte en el centro del mundo, la saga picaresca y familiar de una realidad burguesa que se ve elevada a la universalidad de lo cotidiano. Son historias indiscretas y errabundas, de una alegría melancólica y de amor hacia las pequeñas cosas de la existencia diaria, que protagonizan una galería de personajes inolvidables. Unos personajes que nos resultan a la vez cercanos y extraños y que encarnan, en sus extravagancias y sus modestas aventuras, la ironía, la ternura, el apasionamiento y el rudo fluir de la vida.