Los relatos contenidos en este libro son desiguales no solo en extensión, sino también en intención y estilo, y hasta podría resultar difícil al lector atribuir algunos de ellos al mismo autor. La cualidad que, sin embargo, los convierte a todos en miembros de una misma familia es, por una parte, la ternura y compasión humana que los trasciende; y por otra, aquel sutil sentido del humor siempre presente como el mejor camino hacia la tolerancia; y otra cosa además: su estilo literario, siempre tan personal e impecable.