Un caballero francés, jugador empedernido, tenía un importante problema. ¿Cuál sería en cada circunstancia concreta la apuesta adecuada para que los apostantes estuviesen en igualdad de condiciones? Además de tener un problema, el caballero tenía un amigo, y éste era nada menos que Blas Pascal. La pregunta anidó en la cabeza de Pascal y éste, en un intercambio de cartas con su amigo Fermat, a propósito de la pregunta del caballero, creó la teoría de la Probabilidad, que ha sido la madre de un sinfín de disciplinas matemáticas, físicas, etc.
El juego y la belleza están en el origen de una gran parte de la matemática. Si los matemáticos de todos los tiempos se lo han pasado tan bien jugando y contemplando su juego y su ciencia, ¿por qué no tratar de aprenderla y comunicarla a través del juego y de la belleza?
Esta es la idea fundamental que está por debajo de los cuentos y juegos que aquí presento. Mi deseo sería que sirvieran para que muchos encontrasen el placer y la satisfacción que yo mismo he encontrado en ellos, y que esto fuese como un puente para encontrar el mismo placer en otros desarrollos matemáticos de apariencia más seria y complicada, pero que presentan en el fondo, si se los mira bien, el mismo espíritu divertido y juguetón.