Son éstos los diarios de una época azarosa, de 1957 a 1978, y constituyen el dietario de un insider que, durante veinte años de vida política, intelectual y social contactó con políticos, intelectuales, editores y empresarios tanto italianos como extranjeros: Leo Longanesi, Inge Feltrinelli, Giovanni Agnelli, Josephine Baker, Silvio Berlusconi, Henry Kissinger, Raymond Aron, Eugenio Scalfari.
A través de sus escritos el autor nos brinda pinceladas con las que, sin piedad alguna, destruye los pedestales de la vanidad y la afectación de los personajes de los que habla. Trata también aspectos mucho más íntimos como la maldición que supuso para él la depresión y la influencia del éxito en su vida por su trabajo en el Corriere della Sera o la fundación de Il Giornale.
Como bien señala Sergio Romano en el prólogo, «los diarios son documentos secretos escritos para acabar siendo públicos. (.) Creo que los diarios de Montanelli no constituyen una excepción a esta regla y están destinados, por lo tanto, según implícito deseo de su autor, a la publicación. (.) No son éstas páginas apresuradas, escritas al tuntún en un momento de ocio. Montanelli quiere que la frase sea eficaz, que responda a sus intenciones, que alcance el efecto deseado. (.) En vez de contar los acontecimientos del día, el diario describe situaciones, es decir, los momentos que en mayor medida se prestan a una representación grotesca o tragicómica. (.) Que los diarios de Montanelli constituyen una obra con su propio carácter, distinta a su actividad periodística, literaria e histórica, me parece demostrado por la escasa importancia que los acontecimientos políticos tienen en estas páginas».