Cuarto de mala música es un poemario de tono gris y grave, atravesado por el dolor del poeta ante la muerte de su padre, solo entre las sombras de un país en crisis (Cuba) y una ciudad en crisis (La Habana) que parecen confabularse para consolidar la crisis personal del autor. La poesía, otra vez, como ejercicio de exorcismo personal y válvula de escape. El poeta, otra vez, como vocero del dolor propio y el potencial dolor ajeno ("es como si el dolor propio / y algún dolor ajeno / engendrasen un tercer corazón", citando a Holan). En definitiva, ante el dolor de la orfandad, dice el poeta, la casa propia, la ciudad propia, el país, el mundo entero se reducen a un pequeño cuarto que "está lleno de ruidos indeseables y perfectos" y en el que "más allá de su espacio está su música, gris y mojada como pan de nadie".