En este nuevo espacio que creo cada vez bajo mis dedos, las viejas teclas haciendo su oficio de siempre, la palabra sin consecuencias deja de existir, y entra en un nuevo espacio dialéctico donde toda frase gana la posibilidad de tener una respuesta y cada afirmación puede ser de inmediato desafiada, y por tanto, la palabra viene a situarse en ese territorio dichosamente precario en el que quien escribe puede ser corregido en sus juicios, puede enmendar sus opiniones, o refutar a quienes le refutan.
Voltaire hubiera estado encantado con semejante posibilidad de generar un espacio crítico múltiple semejante, que es lo que es el blog para mí. La botella que se va en la corriente ignorada llevando el mensaje, y puede regresar a mis manos. SERGIO RAMÍREZ