Mi leucemia en remisión completa me ha llenado de sufrimientos en la etapa en la que padecía pero la sombra de los días grises y las lágrimas quedaron tras de mí o orientando mis pasos hacia caminos desconocidos. Descubrí que hacer algo siempre por el bien de otra persona, aunque sea una pequeña palabra de aliento, dedicar una sonrisa o tal vez una atención amable me llenan de satisfacción.
Viviré mientras Dios me permita hacerlo, pero el día que tenga que partir lo haré con el conocimiento más grande que pueda tener una persona y es haber recibido y dado tanto amor que mi alma se sentirá gozosa por ello.