A los cincuenta y cinco años, Joseph Conrad recibió de su amigo y también novelista Ford Madox Ford la propuesta de escribir sus memorias para la English Review. El resultado fue un texto breve, estructurado sin orden cronológico, con una idea muy particular del género autobiográfico, que no dejó por cierto muy satisfecho a su amigo, el cual sin duda esperaba algo más extenso y, decididamente, más convencional. Menos no podía esperarse, sin embargo, de quien creía que la novela era ?una forma de vida imaginaria más clara en cualquiera de los casos de la realidad? y que ?sólo en la imaginación de los hombres encuentra cada verdad una existencia eficaz e innegable?. Sin ánimo confesional, ?sin ninguna comezón por justificar mi existencia?, Crónica personal es una hermosa, templada colección de recuerdos elaborada con la complejidad y el elevado criterio del arte novelístico conradiano, y dedicada especialmente a los acontecimientos e impre-siones que se produjeron en el umbral de lo que él llamó sus ?dos vidas?: la vida del mar en la que pasó veinte años y la vida de las letras a la que se consagró hasta su muerte. Magistral e impertinente, cabe situarla entre los máximos aciertos de su autor.