Dal Masetto retoma el tópico del desarraigo y la distancia como claves para interpretar la propia vida. El protagonista emprende un viaje a una isla del Mediterráneo, donde conoce a personajes extraños y se ve envuelto en un misterio.
"No se me ocurría otra cosa que empezar a correr en cualquier dirección, alejarme de todo, de mi vida habitual, de las pocas personas que frecuentaba. Meterme en un tren, en un ómnibus, dejarme llevar, devorar kilómetros. Imaginaba la distancia, cierta forma de velocidad y de vértigo que relacionaba con tomar distancia, como un baño purificador y rescatador."
Gracias a la ayuda económica de un amigo, el protagonista viaja a una isla del Mediterráneo, donde pasará unas semanas en un departamento prestado. Camina sin rumbo durante el día, cargando siempre con el peso de sentirse excluido de todo, buscando en la gente y en la naturaleza una forma de redención. Por la noche acude a un pequeño bar y se contacta con personajes fuera de lo común: una extraña mujer que asegura haberlo conocido mucho en el pasado, un hombre casi enano que le regala historias inverosímiles. También hay un gato al que le habla sobre un amigo que amaba a los gatos y que ya no está. Y alrededor, desocupación, miles de desalojos, familias en la calle. La desesperación, los suicidios.
En esta novela fascinante, poblada de callejuelas zigzagueantes, flechas y laberintos, Antonio Dal Masetto retoma el tópico del viaje como clave de descubrimiento íntimo. Exquisita indagación de un mundo que ofrece su indiferencia a una mirada capaz de quebrar su fachada, un mundo que se desvanece mientras la memoria construye.