Argumento de Crítica del Discernimiento
Tras la Crítica de la razón pura (1781) y la Crítica de la razón práctica (1788), la tercera crítica de Kant, publicada en 1790, supone, según opinión de su autor, el punto y final de todo el edificio crítico.
Leída las más de las veces desde la estética y, en concreto, desde los aspectos que tanto entusiasmo despertaron en el romanticismo temprano (las categorías de lo bello y lo sublime, la teoría del genio, el papel de la imaginación en la estética, etc.), el problema central de la Crítica del discernimiento desborda, no obstante, el terreno de la filosofía del arte para constituirse en cuestión capital que afecta a la propia unidad de la filosofía en general: ¿es posible hallar un quicio entre el ámbito de la naturaleza abordado en la primera Crítica y el ámbito de la libertad del que se ocupa la segunda de las Críticas? El problema es tanto más importante cuanto que va de la mano, a juicio de Kant, de la pregunta clave y fundamental que da sentido a la propia filosofía: ¿Qué es el hombre?
Esta nueva edición, realizada por Roberto R. Aramayo y Salvador Mas, revisa y actualiza la terminología de la obra, comenzando por su propio título. Emulando tácitamente a sus predecesores francés e italiano, el anterior traductor de la Kritik der Urteilskraft, Manuel García Morente, decidió traducir Urteilskraft por «Juicio», escrito con mayúscula, para diferenciar entre la facultad y su función. En la introducción de los traductores se alegan las razones etimológicas que avalan la opción de recurrir al vocablo discernimiento para designar a nuestra capacidad judicativa. Por otra parte, la presente edición incorpora en los márgenes del texto las dos paginaciones de referencia, que remiten respectivamente al volumen V de la Academia y a la segunda edición princeps (B).0