Desde las misiones jesuíticas hasta el papa Francisco, la Crítica de la razón populista atraviesa el desborde de Malvinas, la ruta del dinero kirchnerista y el narcopopulismo creciente.
¿Vivimos bajo el imperio de la razón populista?
Miguel Wiñazki, coautor del impactante best-seller La Dueña, le pone nombres y apellidos a la historia: Chávez, Evo, Correa, Cristina, el papa Francisco... Y realiza un recorrido escenográfico: empieza con un domingo de sol en Tecnópolis, ?el corazón artificial de la Patria Populista?, con cuatro cuadras de cola de espera para subir a un avión que promete volar y no vuela, y un San Martín que insulta al espejo porque no puede pintarse con un delineador sus patillas negras, desnudando las desventuras de las bambalinas de la teatralidad, mientras miles de chicos y adultos saltan y bailan al ritmo de la Marcha de San Lorenzo.
Según el autor, el populismo es uno de los eufemismos de la corrupción. El narrador exhibe, en una suerte de diario de viaje, imágenes profundas, dramas colectivos, fiestas populares que permiten comprender lo que los manuales academicistas ignoran. La brújula para ver la verdad detrás del palabrerío es la descripción de la ruta del dinero, que desbarata la antinomia Pueblo-Antipueblo tan pregonada de forma altisonante. También devela las instituciones ahogadas bajo el dominio de una persona que gobierna dirigiéndose de manera directa y constante al pueblo para afirmar: "El Estado soy yo".
En su polémica abierta con Ernesto Laclau, la Crítica de la razón populista revela la esencia de un modelo que construye una fábula de realidad, la difunde y realiza lo contrario de lo que pregona.