¿Esa construcción social del ciudadano y del espacio público implica siempre integración y acomodamiento al sistema? En tanto que la ciudadanía es resultado de la lucha social y refleja en su ejercicio las pugnas entre intereses y relaciones con el poder por distintos actores sociales. ¿Es posible que las prácticas de ciudadanía puedan ser revolucionarias? ¿El ciudadano puede constituirse en sujeto de cambio? El autor responde a la primera pregunta con un no, y a la segunda y tercera, con un sí. Este libro pretende precisamente demostrar lo anterior con dilucidaciones teóricas y empíricas.
Debido a que la práctica ciudadana define y redefine el ejercicio y expansión de los derechos, la ciudadanía es producto del conflicto social entre diversos actores sociales. Es, por lo tanto, un proyecto de vida, un proyecto de sociedad. Una utopía.